miércoles, 20 de julio de 2011

¿Qué me ocurre?

Han pasado poco más de dos meses y creo que aún no me he hecho a la idea de que te has ido, o mejor dicho, de que jamás volverás... He de decir que no hemos tenido un excelente trato, nos veíamos una o dos veces por semana, si acaso, pero igualmente queda un vacío que nadie que no pase por ello podría averiguar.

En estos dos meses, muchas cosas se me han pasado por la cabeza. Recuerdo muchos detalles, muchos momentos contigo, como por ejemplo esa sopa que sabías que me encantaba y que cada día que iba a verte me hacías; todos esos días que cuando me tenía que ir de tu casa nos despedías desde arriba del portal a mi hermana y a mí, ambos abajo, que podíamos tirarnos ahí más de 5 minutos, lanzándote besos y más besos...; siempre me dejabas ver lo que quisiera en la tele, aún sabiendo que a ti no te gustara...; recuerdo que pocas veces he obtenido alguna mala palabra tuya, en tono superior al normal, al contrario, siempre has sido muy tranquila a pesar de que en mi infancia, y en mi no tan infancia, haya sido un chico un poco travieso... En fin, no tengo queja ninguna de cómo te has portado conmigo, al contrario, he de darte las gracias.

Desde aquel día en que te fuiste, no paro de buscarte. ¡Qué iluso!, aún creo que te voy a encontrar paseando felizmente por la Calle Madrid...

miércoles, 11 de mayo de 2011

Pilar López Rumbero.

Diréis, ¿quién es? Os contesto, es mi abuela paterna.
Desgraciadamente, murió ayer, 10 de Mayo de 2011, tras aguantar lo que, según dicen médicos, nunca nadie había aguantado, habiendo roto todas las estadísticas de lo que una persona en su estado terminal podría aguantar.
Tenía cáncer de peritoneo, el cual era una fina y delicada capa que recubría la mayoría de los órganos del abdomen. Éste cáncer, por lo que leí para informarme sobre él, tiene unos síntomas muy difíciles de detectar; así ocurrió, cuando quisimos darnos cuenta, ya estaba metastatizado, por lo que no había cura alguna.

Todo empezó hará unos 6 meses, notaba molestias en el estómago, pero no sabían lo que era. Así durante unos días hasta que ya por fin dieron con lo que tenía. Tenía tumores por la zona abdominal, sin saber detectar exactamente con el lugar en el que éstos se situaban, por lo que supuse que no podrían ser extirpados. Tenía sus días, podría empezar con malestar en el estómago durante un día entero como que a los tres días siguientes podría encontrarse cual joven en su adolescencia, pero de nuevo, volvía a recaer. Estuvo varios meses así, hasta que decidieron finalmente ingresarla en un centro de cuidados para personas con enfermedades avanzadas. Nos informaron que su intestino no funcionaba ya, por tanto, no podría digerir los alimentos de los que se alimentaba, obstruyéndolos en el estómago y devolviéndolos al exterior por la boca (teniendo en cuenta que las vellosidades intestinales, situadas en el interior del intestino, son las encargadas de absorber los nutrientes para ser éstos transportados al resto del organismo, ya que son imprescindibles para la vida). Nos dijeron que un ser humano era capaz de aguantar máximo catorce días sin que su intestino funcionase, por tanto, teníamos mucho miedo; teníamos en mente que cualquier día podía ser el último... Os hablo de marzo, principios de marzo si no me equivoco... Nos esperábamos un día del padre muy malo, al igual que un cumpleaños jodido, en fin, unos días un tanto complicados. La cosa se fue alargando, los médicos cada día nos decían que máximo duraría hasta Semana Santa, pero ella aguantó. Al llegar la Semana Santa, nos dijeron que era muy probable que no pasara de ésta, pero ella aguantó. Acabó la Semana Santa, y se aproximaba el puente de mayo, nos dijeron que nos fuésemos haciendo a la idea, porque era matemáticamente imposible. Mentira, ella aguantó. 1 de Mayo, fue el día de la madre, fuimos sus 6 nietos a darla una sorpresa; apenas tenía fuerzas, ya llevaba tiempo sin poder moverse, no podía apenas hablar, sólo balbuceaba. En cuanto nos vio, notamos cómo se alegró, cómo sonreía dificultosamente, pero ver cómo lo hacía nos llenaba a todos. La escribimos unas pequeñas dedicatorias que cuando se las leímos, empezó a aplaudirnos, diciéndonos: ¡qué bonito, qué bonito!... En una cartulina, al llegar, leí que ponía: "Felicidades a la madre más valiente." Creeréis que es algo típico que se dice, pero ver cómo una mujer en estado terminal aguanta lo que ella aguantó, luchando día a día por vivir, y viendo cómo los médicos estaban asombrados de cómo podía seguir con vida, nos hace decirlo con certeza, y sobretodo, con orgullo, mucho orgullo.

Eres un ejemplo a seguir: ojalá podamos ser tan bondadosos como tú, abuela, siempre con buenas palabras, siempre con una sonrisa en el rostro, siempre con tanta vitalidad, tanta fuerza y tanto cariño que nos repartías. Recuerdo en todos los cumpleaños, nochebuenas, nocheviejas,... pedías salud y felicidad para todos nosotros. No dudes que por ti, y sólo por ti, el 31 de agosto de cada año pediremos felicidad para ti allá donde estés, porque apuesto mi vida a que estés donde estés, seguirás siendo aquella bella y estupendísima mujer que has sido durante esos 79 años de vida que has tenido. No te olvidaremos nunca, gracias por todo lo que nos has demostrado en todos estos años, y gracias por la fuerza y valentía que nos has demostrado durante los peores momentos de tu vida.

Eres grande yaya, y siempre lo serás.

Ojalá algún día pueda heredar la mitad del corazón que tú tuviste, fuerte y robusto, como tú.


Te quiero y te querré por siempre.

domingo, 20 de marzo de 2011

La vida.

Vuelvo a retomar esto, no sé si muy a menudo lo haré pero me gustaría hablar sobre algo que últimamente me ha hecho pensar: la vida.

¿Alguien vive la vida al máximo? ¿Alguien la disfruta como de verdad deberíamos disfrutarla? Me lo planteo muchas veces y yo, sinceramente, no la estoy viviendo. He de decir que, como todo el mundo, cuando estamos con nuestros amigos en un buen día de risas, de esas que no parar de reír con ellos, los que probablemente sean los que te hacen que sonrías, esas veces sí que las disfruto, como alguna que otra más, pero no muchas. Las oportunidades que se me han dado, no las he sabido valorar y, por tanto, las he desperdiciado, cosa de la cual me arrepiento ahora, pero sé que, inconscientemente, como solemos hacer, si se me presentan más oportunidades que he de aprovechas, es probable que vuelva a tropezar con la misma piedra y despreciarlas de nuevo.
También nos pasa mucho lo de no tener valor a decir lo que sentimos a las personas que nos importan, o a una que en especial nos importe más por miedo a lo que pueda ocurrir después. También me incluyo en ese grupo, de forma distinta dado que yo... en fin, ya sabemos todos, y quieras que no las repercusiones suelen ser mucho más diferentes. Pero igualmente, ¿de qué sirve callarlo? Lo único que haces es engañarte a ti mismo y, volvemos a lo mismo, a no disfrutar de tu vida, ni te lanzas a hacerlo ni a decirlo ni a por lo menos intentar conseguirlo. ¿Y qué si la cagamos? ¿Y qué si nos sale mal? Como bien dice esta frase: "Si te arriesgas, puedes perder; pero si no te arriesgas, has perdido."

Hay que disfrutar de la vida, no hay que dejar para mañana cosas que puedas hacer hoy, hay que aprovechar cada oportunidad que tengamos como si no la volviésemos a poder tener nunca más, hay que querer a quienes se lo merecen con todo nuestro corazón, hay que disfrutar cada instante con aquellas personas que tan buenos ratos nos hacen pasar... o sino, ¿qué vamos a hacer, esperar a estar en un hospital de gente en estado terminal a que nos digan los días que nos quedan para aprovecharlos?

lunes, 3 de enero de 2011

2011

Este nuevo año... no sabría decir cómo se presenta...

Se presenta con muchas proposiciones que he de cumplir pero que pocas posibilidades hay de que lo consiga. Pero bueno, creo que una de mis virtudes, si se puede llamar así, es que suelo luchar hasta el final por lo que quiero, creo... Aunque hay muchas veces que me planteo si merecerá realmente la pena, si tendré mi recompensa, si en algún momento lo conseguiré... Es algo imposible, o eso creo, así que... lo dudo.

Pero bueno, supongo que el ser humano tiende a lo imposible, a ponerse a prueba, a conseguir lo inalcanzable...