miércoles, 11 de mayo de 2011

Pilar López Rumbero.

Diréis, ¿quién es? Os contesto, es mi abuela paterna.
Desgraciadamente, murió ayer, 10 de Mayo de 2011, tras aguantar lo que, según dicen médicos, nunca nadie había aguantado, habiendo roto todas las estadísticas de lo que una persona en su estado terminal podría aguantar.
Tenía cáncer de peritoneo, el cual era una fina y delicada capa que recubría la mayoría de los órganos del abdomen. Éste cáncer, por lo que leí para informarme sobre él, tiene unos síntomas muy difíciles de detectar; así ocurrió, cuando quisimos darnos cuenta, ya estaba metastatizado, por lo que no había cura alguna.

Todo empezó hará unos 6 meses, notaba molestias en el estómago, pero no sabían lo que era. Así durante unos días hasta que ya por fin dieron con lo que tenía. Tenía tumores por la zona abdominal, sin saber detectar exactamente con el lugar en el que éstos se situaban, por lo que supuse que no podrían ser extirpados. Tenía sus días, podría empezar con malestar en el estómago durante un día entero como que a los tres días siguientes podría encontrarse cual joven en su adolescencia, pero de nuevo, volvía a recaer. Estuvo varios meses así, hasta que decidieron finalmente ingresarla en un centro de cuidados para personas con enfermedades avanzadas. Nos informaron que su intestino no funcionaba ya, por tanto, no podría digerir los alimentos de los que se alimentaba, obstruyéndolos en el estómago y devolviéndolos al exterior por la boca (teniendo en cuenta que las vellosidades intestinales, situadas en el interior del intestino, son las encargadas de absorber los nutrientes para ser éstos transportados al resto del organismo, ya que son imprescindibles para la vida). Nos dijeron que un ser humano era capaz de aguantar máximo catorce días sin que su intestino funcionase, por tanto, teníamos mucho miedo; teníamos en mente que cualquier día podía ser el último... Os hablo de marzo, principios de marzo si no me equivoco... Nos esperábamos un día del padre muy malo, al igual que un cumpleaños jodido, en fin, unos días un tanto complicados. La cosa se fue alargando, los médicos cada día nos decían que máximo duraría hasta Semana Santa, pero ella aguantó. Al llegar la Semana Santa, nos dijeron que era muy probable que no pasara de ésta, pero ella aguantó. Acabó la Semana Santa, y se aproximaba el puente de mayo, nos dijeron que nos fuésemos haciendo a la idea, porque era matemáticamente imposible. Mentira, ella aguantó. 1 de Mayo, fue el día de la madre, fuimos sus 6 nietos a darla una sorpresa; apenas tenía fuerzas, ya llevaba tiempo sin poder moverse, no podía apenas hablar, sólo balbuceaba. En cuanto nos vio, notamos cómo se alegró, cómo sonreía dificultosamente, pero ver cómo lo hacía nos llenaba a todos. La escribimos unas pequeñas dedicatorias que cuando se las leímos, empezó a aplaudirnos, diciéndonos: ¡qué bonito, qué bonito!... En una cartulina, al llegar, leí que ponía: "Felicidades a la madre más valiente." Creeréis que es algo típico que se dice, pero ver cómo una mujer en estado terminal aguanta lo que ella aguantó, luchando día a día por vivir, y viendo cómo los médicos estaban asombrados de cómo podía seguir con vida, nos hace decirlo con certeza, y sobretodo, con orgullo, mucho orgullo.

Eres un ejemplo a seguir: ojalá podamos ser tan bondadosos como tú, abuela, siempre con buenas palabras, siempre con una sonrisa en el rostro, siempre con tanta vitalidad, tanta fuerza y tanto cariño que nos repartías. Recuerdo en todos los cumpleaños, nochebuenas, nocheviejas,... pedías salud y felicidad para todos nosotros. No dudes que por ti, y sólo por ti, el 31 de agosto de cada año pediremos felicidad para ti allá donde estés, porque apuesto mi vida a que estés donde estés, seguirás siendo aquella bella y estupendísima mujer que has sido durante esos 79 años de vida que has tenido. No te olvidaremos nunca, gracias por todo lo que nos has demostrado en todos estos años, y gracias por la fuerza y valentía que nos has demostrado durante los peores momentos de tu vida.

Eres grande yaya, y siempre lo serás.

Ojalá algún día pueda heredar la mitad del corazón que tú tuviste, fuerte y robusto, como tú.


Te quiero y te querré por siempre.

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